Tras escuchar una ponencia interesante de Charlotte Wilkins, he querido profundizar en el tema que se trató, la alimentación consciente.
Charlotte Wilkins en colaboración con Jan Chozen Bays; han creado programas formativos Mindful Eating Councious Living, dirigidos a profesionales que trabajan con personas que sufren desórdenes alimenticios. Es un programa de ocho sesiones que se enfoca ayudar a las personas a restablecer una relación saludable con la comida y la alimentación.
- Charlotte Wilkins
- Terapeuta especializada en trabajar con mujeres que sufrieron abuso infantil y que secundariamente desarrollaron depresión, ansiedad y patrones de alimentación desequilibrados.
- Educadora consciente en alimentación.
- Jan Chozen Bays
- Pediatra especializada en el trabajo con niños maltratados.
- Profesora zen.
- Educadora consciente en alimentación.
- Autora de libros; entre ellos: “Comer atentos” Guía para re-descubrir una relación sana con los alimentos”.
La intención de esta entrada, no es desarrollar estos programas formativos, sino mostrar su sustento, la alimentación consciente.
- ¿Qué es la alimentación consciente? La alimentación consciente implica prestar toda la atención a la experiencia de comer y beber, tanto dentro como fuera del cuerpo.
- ¿En qué parte del cuerpo sentimos hambre?
Da la sensación, que es una pregunta absurda, pues podemos pensar que es simple la respuesta, en el estómago. Esta sensación de hambre, es la que identificamos como hambre física, sin embargo hay otros tipos de hambre que influyen en ese complejo proceso que es tener hambre. Jan Chozen tiene identificados 7 tipos de hambre, aunque en la actualidad se están describiendo algunos tipos de hambre más. Se podría decir, que son diez aspectos del conjunto de sensaciones corporales, pensamientos y emociones que agrupamos y llamamos » hambre».
- ¿Cuáles son los diferentes hambres?
- Hambre visual. Este hambre es al hambre que se ve cautivado por los ojos. Es aquello que nuestras madres nos decían que comíamos con los ojos.Se satisface con el arte, la belleza, los colores, las formas, las texturas.Son los ojos los que ante un plato del que tenemos un buen recuerdo y que nos gusta mucho nos dice que nos sirvamos más cantidad «comer con los ojos».
- Hambre auditiva. Se satisface escuchando los alimentos. Es un tipo de hambre que nos impulsa a comer por el sonido del alimento, el crujir del pan recién hecho, o las patatas chips. Este tipo de hambre se sacia con el sonido que se produce al masticar los alimentos. De hecho, si tomamos una patata fina y no está crujiente no saciaremos este tipo de hambre.
- Hambre olfativa. Es aquél que nos impulsa a entrar en una panadería porque hemos olido el pan recién hecho y queremos comer el pan recién hecho. Se satisface con el aroma de los alimentos.
- Hambre bucal. Es aquél que nos impulsa a comer porque necesitamos experimentar un sabor y experimentar placer en nuestra boca.
- Hambre corporal o celular. Es el que nos piden las células de nuestro cuerpo cuando tiene algún déficit de algún nutriente. Por ejemplo carne, cuando tenemos anemia, o zumo de naranja cuando necesitamos vitamina C para hacer frente a una infección. Este tipo de hambre es muy sutil o difícil de observar, y es algo que está muy presente en los niños. La percepción del hambre celular se considera una habilidad primaria para ayudar a nutrirnos de acuerdo con las verdaderas necesidades de nuestro cuerpo. El hambre celular es una de las señales más complejas que el cuerpo podría enviar y también una de las más difíciles de responder para la mayoría de las personas.
- Hambre mental. Este tipo de hambre suele hablarnos de alimentos buenos o alimentos malos, de aquello que debería o no debería de comer porque algo es saludable.Por ejemplo: si he aprendido lo beneficioso que es introducir en la dieta fruta y verdura, hacerlo.se refiere a toda la información que vamos acumulando sobre aquello que debemos o no debemos comer.
Un ejemplo claro de hambre mental es cuando decidimos que vamos a dejar de tomar (gluten, azúcar, grasas …) porque hemos leído que no es bueno para la salud. - Hambre corazón. Es un hambre que está ligado a las emociones. Es un tipo de hambre que nos está incitando a comer para reconfortarnos. Se satisface con amor e intimidad y aumentando la auto-gestión emocional.
- Hambre estomacal. Es el hambre que notamos en el estómago. Se sacia fundamentalmente por el volumen y la notamos como un vacío en el estómago. Este tipo de hambre se puede confundir con las sensaciones de miedo o ansiedad que se manifiestan en nuestro estómago como resultado de la contracción de la musculatura lisa cuando se estimula el sistema adrenérgico. Las personas suelen decir que se les ha hecho como un «nudo en el estómago» y esta sensación puede ser muy similar al estómago vacío.
- Hambre táctil. Es la que nos impulsa a tomar un alimento entre nuestras manos. Es aquel hambre que nos hace desear tomar una fruta entre las manos para llevar la la boca. Es ese hambre que ante un pastel de nata, nos impulsa a tomar con el dedo un poco de nata de un pastel. Es la experiencia de comer directamente con las manos, experiencia que hace totalmente diferente probar una aceituna llevándola a la boca con un tenedor que entre nuestros dedos.Se satisface poniendo en contacto la piel con la comida.
- Hambre social. Es un tipo de hambre que se presenta cuando estamos relacionándonos con los demás en un entorno social y con comida. Así hay veces que aun teniendo todas nuestras hambres saciadas podemos vernos «obligados» a comer porque deseamos agradar a un anfitrión. O veces en que dejamos de comer aquello que nos apetecería comer por que convencionalmente no se considera adecuado. Este tipo de hambre es una mezcla de todas las anteriores y está muy ligada tanto al hambre mental, como al hambre del corazón. Este tipo de hambre se manifiesta porque comer es un acto social y de interrelación con los demás.
*La sed a veces se puede confundir con el hambre. La próxima vez que sientas hambre, prueba a beber un vaso de agua y observa si ha habido algún cambio en tu sensación de hambre.
En general, existe una tendencia a decir que hay que hacer caso solamente a un tipo de hambre, considerándola como el «hambre verdadera», pero en realidad todas las hambres están presentes, en muchos momentos son contradictorias y contrapuestas y ninguna puede ser calificada como un hambre buena o mala.
El problema se produce cuando alguna de las hambres predomina sobre las demás y nos hace perder el equilibrio que se da entre todas las hambres.
- ¿Qué necesitamos para que la alimentación sea consciente?
- Respira y conecta con las sensaciones corporales. Desde la sedestación, con ojos cerrados a un ritmo lento, empezar presentando la atención a la respiración, para a continuación, cambiar el foco atencional al contacto de las diferentes partes de nuestro cuerpo con la superficie de apoyo y concluir con el escaneo de las sensaciones corporales.
- Escanear el cuerpo y preguntar con amabilidad si hay algunas necesidades físicas específicas. Este escaneo, nos permitirá aprender a auto-evaluar el tipo de hambre en ese momento presente, una manera de hacerlo, es llevar la mano a cada una de las partes del cuerpo involucradas, para reconocer con qué parte del cuerpo siento el hambre. Necesitaremos paciencia, curiosidad y confianza.
- Identificación de la sensación: ¿Qué tipo de hambre tengo?, ¿Dónde se localiza?.
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- Física/ emocional
- Localización corporal
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- Decisión consciente y con libertad de como actuar adecuadamente ¿Por qué estoy comiendo?, ¿Qué necesidades tengo?.
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- Comer Mindfuld (alimentación consciente): verifica las sensaciones de hambre:
- Sí tengo hambre. Come con atención plena, sin distracciones a un ritmo lento, que te permita, ser consciente de como varían las sensaciones, emociones, pensamientos (adaptación de la acción a la sensación: escucha de las necesidades cambiantes): re-chequeo (continuar comiendo/no).
- No tengo hambre. Desecha la opción de comer ¿Qué me puede ayudar a sentirme mejor? (leer, escuchar música, hablar…etc).
- Comer Mindfuld (alimentación consciente): verifica las sensaciones de hambre:
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- Respira y conecta con las sensaciones corporales. Desde la sedestación, con ojos cerrados a un ritmo lento, empezar presentando la atención a la respiración, para a continuación, cambiar el foco atencional al contacto de las diferentes partes de nuestro cuerpo con la superficie de apoyo y concluir con el escaneo de las sensaciones corporales.
*Atención plena. Se sintetizaría con una frase simple: » Comer estando comiendo».Crea el vínculo entre las elecciones sostenibles de alimentos y el bienestar individual.
La atención plena se define mediante un modelo de dos componentes; un componente analiza la autorregulación de la atención a la experiencia del momento presente y el otro componente describe una orientación hacia la experiencia del momento presente que se caracteriza por una forma curiosa, abierta y compasiva de aceptación (Bishop, 2004).
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- Repetir estas pautas para adquirir la habilidad de alimentarse conscientemente. Es perfectamente normal que pasen algunas semanas antes de que el cuerpo responda. La repetición diaria y la fuerte determinación son las claves. La repetición diaria y la fuerte determinación son las claves.
«Comer, requiere amabilidad y respeto (supervivencia).»
¿Qué implica el «comer en piloto automático»?
Cuando comemos así, simplemente introducimos alimentos de forma rápida y tragamos la comida. Normalmente, estamos haciendo otra tarea (trabajar, leer, ver la televición…etc).
- Falta de amabilidad y respeto hacia todos los seres que han colaborado en su cultivo, recolección, distribuición…etc
- Mal uso de la comida, como anestesiante doloroso para nuestro cuerpo, corazón, planeta.
- Abusar de nuestro cuerpo, al aumentar la ingesta de cantidad de comida que necesita por no tener la sensación de saciedad (dificultad en la escucha de la sensación de hambre): aumento de peso, menor nutrición.
¿Qué impide que las personas escuchen el hambre celular?
- No conocer la sabiduria corporal interior y desconfiar de las señales sentidas del cuerpo.
- Desconexión con el cuerpo debido a experiencias previas traumaticas que se almacenan psicosomáticamente en las células humanas físicas.
- Dificultad de bajar el ritmo general para poder conectar con el cuerpo a través de la escucha de las sensaciones y por tanto dificultad en sentir las sensaciones.
- Creencias mentales «rígidas» que impiden poder atender las necesidades corporales, al estar enfocado en lo mental.
- Dificultad de interpretación de las señales corporales.
¿A quién puede ayudar esta forma de alimentarse?
- A todas las personas que quieran tener una vida más saludable desde el compromiso individual de querer hacerlo con respeto y amabilidad.
- El programa Mindful Eating Councious Living, se ha enfocado en ayudar a las personas a restablecer una relación saludable y alegre con la comida y la alimentación. Este programa ha sido diseñado con personas que luchan con trastornos de la alimentación y la imagen corporal.
Conclusiones:
- La alimentación consciente, no se trata solo de cambiar la forma en que comemos, está cambiando la forma en que vivimos y cómo queremos tratarnos mutuamente.
- La alimentación consciente nos ayuda a cuidar profundamente cada célula del cuerpo, sin juicios, culpas ni dudas desde nuestra sabiduría interior.
- Identificar el tipo de hambre presente, es una habilidad a desarrollar que requiere repetición, paciencia y curiosidad.
Estela Diges Montoya. Fisioterapeuta Especializada en Neurología e Inducción Miofascial
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